Wednesday, September 24, 2008

Vallad y Junbiie

Luego de su encuentro con el lémur, Vallad se encaminó en búsqueda de Sasakidoga, sin saber muy bien hacia donde se dirigía. Guiándose por la dirección del viento, y por las hojas que se elevaban de los árboles invertidos otoñales, llegó a un pueblo de rocas-alma.

Al llegar al centro del pueblo, Vallad vio a una pequeña niña sentada entre algunas rocas-alma, las cuales escuchaban aténtamente las palabras de la infante:

"Reimi Reimi!, gritó Lambverne, llamando a su mascota, entonces Lamb..."-terminó la niña mirando sorprendida a Vallad

Niña: ERES TU!, POR FIN LLEGASTE!

Vallad: Que?

Niña: Vaya que te tardaste, pero me alegro mucho que estés aquí...

Vallad: Espera, espera, Quien eres? como es que sabes quién soy?

Niña: Jijiji, que tonto eres, yo soy TU

Vallad: ¿¡!?

Niña: Bueno, no exactamente tu, soy tu vida, lo que te ata a este mundo. Pero vamos, no perdamos mas tiempo, debo guiarte en tu camino a Sasakidoga

Vallad: Sabes donde se encuentra

Niña: No es difícil, está en todos lados, sólo hay que encontrarlo...

Sunday, September 21, 2008

Sasakidoga

En una de sus estadías en Tamrunilia, Vallad encontró un árbol invertido: su copa se hallaba en el suelo y su tronco y raíces se alzaban hacia el cielo. En la parte más alta de las raíces, se encontraba un lémur comiendo nubes.
¿Qúe haces ahí? -dijo Vallad, mirando al lémur-. ¿Hm? No sabes que no debes molestar a un lémur de las montañas mientras come? - Dijo el Lémur, volviéndose hacia Vallad.

Vallad: Lo siento, no logré distinguir tus colores desde aquí abajo.

Lémur: No te preocupes - dijo el lémur, saltando desde las raices -, no es gran cosa,no soy tan temperamental como el resto de mis hermanos. Y dime extraño ser, que buscas en los dominios de Bagjk?.

Vallad: Esperaba encontrar información, sobre las formas de ir a la dimensión de los
humanos.

Lémur: ¡Si que eres valiente, extraño ser!, pero cuentame, ¿por qué un ser como tú
querría ir a la dimensión de los humanos?

Vallad: Debo cumplir una misión allí, el mismo Bagjk me mandó llamar desde mis
aposentos en Rumcia, pero dijo que una vez que llegara a ese mundo, la entendería.

Lémur: Debes saber, extraño ser, que las formas de viajar a ese lugar son muchas,
algunas fáciles, otras difíciles, pero para todas hay una regla: deberás demostrarle a nuestro mundo que eres capaz de viajar, y sólo conseguirás eso viendo a Sasakidoga.

Vallad: ¿Quién es ese Sasakidoga del que hablas?

Lémur: Sasakidoga no es un quién, pero tampoco es un qué. Él y ella se encuentra en
todos lados, y en ninguno, pues su nombre es todo lo que se sabe de él y ella. Es todo lo que puedo decirte extraño ser, pues todo lo que necesites saber, de el y ella lo aprenderás.

Sin más que decir. el lémur se convirtió en agua, y se coló entre las raíces del árbol...

Monday, September 08, 2008

Vallad a Soyen

Solo en estado Soyen puedo hablar con él.
Mi nombre es su nombre, mi alma su energía.
A Vallad le gustan las galletas Choco Chips, igual que a mí.
Pero sólo en estado Soyen, si no, no es mas que un dibujo,
como la mayoría que están dispersos en mi habitación...

Ahora que lo pienso, estoy rodeado de posibles amigos
Posibles amigos
Posibles enemigos
Posibles hermanos, aliados, victimarios, compañeros, diccionarios.

A ver si un día de estos los paso a todos a estado Soyen y hacemos un carrete...

Sunday, September 07, 2008

Vallad a todas horas

"Me limito a pensar en limitantes ilimitadas"

Eso me dijo el pequeño de ojos blancos como el mármol.
Limitantes físicas, neurológicas, paradójicas, muy ilógicas.
Con su blanca mirada se perdía en las llanuras, mirando días y noches completos el pasto crecer. Hasta el cansancio le dije que no lo hiciera, que era malo, aburrido, fome, patético, innecesario, risible, problemático, ilógico, estúpido, sin sentido, pero él no me escuchaba.
Solo se limitaba a pensar en limitantes ilimitadas.

Un día como cualquier otro el pasto le agradeció por cuidarlo tanto, y le regaló una varillita. Una pequeña ramita rojiza, con hojas doradas, que despedía un olor mezcla de arándano, frambuesa y la leche recién calentada en la cacerola de la abuela Esmirna.

Me acerqué para preguntarle sobre esa varillita, pero él se la tragó.
Sus ojos blancos como sus dientes se tornaron verdes.
Sus dientes blancos como la nieve se tornaron verdes.
Su pelo, su cabeza, sus brazos, piernas, su cuerpo completo se tornaron verdes.

Y se volvió pasto. Pero no como los demás.
Era la hojita de pasto más grande que hubiera visto.
Tenía 5 metros de altura.

Desde entonces todos los días fui a verlo crecer. Durante días y noches completos.
Porque al final, me di cuenta que debía limitarme a pensar en limitantes ilimitadas.

o no Vallad?