Sunday, September 07, 2008

Vallad a todas horas

"Me limito a pensar en limitantes ilimitadas"

Eso me dijo el pequeño de ojos blancos como el mármol.
Limitantes físicas, neurológicas, paradójicas, muy ilógicas.
Con su blanca mirada se perdía en las llanuras, mirando días y noches completos el pasto crecer. Hasta el cansancio le dije que no lo hiciera, que era malo, aburrido, fome, patético, innecesario, risible, problemático, ilógico, estúpido, sin sentido, pero él no me escuchaba.
Solo se limitaba a pensar en limitantes ilimitadas.

Un día como cualquier otro el pasto le agradeció por cuidarlo tanto, y le regaló una varillita. Una pequeña ramita rojiza, con hojas doradas, que despedía un olor mezcla de arándano, frambuesa y la leche recién calentada en la cacerola de la abuela Esmirna.

Me acerqué para preguntarle sobre esa varillita, pero él se la tragó.
Sus ojos blancos como sus dientes se tornaron verdes.
Sus dientes blancos como la nieve se tornaron verdes.
Su pelo, su cabeza, sus brazos, piernas, su cuerpo completo se tornaron verdes.

Y se volvió pasto. Pero no como los demás.
Era la hojita de pasto más grande que hubiera visto.
Tenía 5 metros de altura.

Desde entonces todos los días fui a verlo crecer. Durante días y noches completos.
Porque al final, me di cuenta que debía limitarme a pensar en limitantes ilimitadas.

o no Vallad?

0 Comments:

Post a Comment

<< Home